¿Qué pasaría si dejáramos de separar a las personas por clases sociales?
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He conversado con personas que
están a favor de quitar el subsidio, he conversado con personas que están a
favor de derogar las reformas económicas planteadas por el gobierno y respeto sus luchas, sus posturas mas no sus actos de violencia.
Al despertar esta madrugada, dentro de esas conversaciones que he mantenido con algunas personas, se remarcó en mi cabeza un factor común. Los “a
favor” y “en contra” siempre se refieren a clases sociales. Que si los pobres
esto, que si los ricos esto otro. Que sin los campesinos no tenemos que comer,
que sin el dinero de los ricos los campesinos no podrían suplir sus otras necesidades y así un circulo de situaciones.
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Hay que aceptar que todas las personas tenemos derecho a ser
diferentes y de hecho, como siempre lo digo, el que se atreve a ser diferente
está destinado a trascender. Imaginemos un mundo donde todos piensan igual, actúan
igual y visten igual, qué aburrido sería. Entendamos que las diferencias nos
hacen lo que somos, nos permiten crecer como sociedad.
Sí, si necesitamos de los campesinos, si necesitamos de los
empresarios, todos necesitamos de todos. Los campesinos sin empresarios tal vez
seguirían trabajando la tierra con las manos, haciendo su trabajo aún más duro.
Los empresarios sin mano de obra no podrían hacer progresar a sus empresas y menos dar empleo a otras personas. Sé que
puede ser un análisis muy simple, pero creo que al buen entendedor pocas
palabras.
Cuando escuché que las utopías crean las mejores realidades,
pensé en la utopía de tener un mundo dónde aprovechamos nuestras diferencias para
crecer, para ser uno en el bien común. Para lograr crecer como sociedad, para
juntos trabajar por un mejor hogar.
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Construyamos un nuevo Ecuador, un Ecuador empático, solidario, de gente amable, cordial y responsable. Construyamos ese país al que
todo el mundo necesita. Un país de paz.
Dejemos de separarnos y seamos uno solo. Por el bien común.
Pensemos en soluciones y dejemos de culpar a otros, tomemos en nuestras manos
la responsabilidad que nos ha sido encomendada a cada uno, desde nuestros
hogares, nuestros puestos de trabajo, desde nuestros corazones. Hagamos que el cambio empiece por nosotros.
Creamos en las utopías de una mejor sociedad.
Recuerden que el mundo es de los locos.
Recuerden que el mundo es de los locos.
Un abrazo enorme para todos. ¡Qué viva el Ecuador!
Quiero agradecer de manera especial a Juan Fran por permitirme usar sus fotografías en este blog.
El ser humano desde su primer amanecer en la tierra, empezó una lucha sinigual por el dominio, aun antes de que tengan la más mínima percepción de clases y de sociedad, ¿será que tal vez somos genéticamente propensos a crear desigualdad? Yo prefiero pensar que no, que como decía Rousseau, el hombre nace bueno. Sin embargo, las evidencias dicen lo contrario, la primera clasificación de la historia se dio entre hombre y mujer, prosiguió con la fuerza latifundista, la creación de las grandes industrias, la explotación desmedida de recursos escasos y en todo ello una brecha de desigual cada día más evidente. La violencia no es la solución, es cierto; la inacción, lo es mucho menos. Ecuador con una de las tasas más elevadas de desempleo, pobreza extrema y violencia de Latinoamérica, es un claro ejemplo del gran fracaso que han resultado las instituciones del Estado democrático, donde la conmoción social solo es un síntoma de un pueblo cansado y hambriento, al cual la corrupción, la indiferencia social, la poca educación, una distribución ineficaz de la riqueza del Estado, una cultura de victimismo y conformismo, nos han hecho incapaces de tomar las riendas de nuestra sociedad, nos hemos quedado en un discurso de odio entre clases y no hemos transcendido en aquellos actos que nos dará una comunidad en igualdad. Me encanto leerte Andrés, algún día seremos uno, a pesar de las diferencias.
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